¿Quién pudiera pensar que yo haría esto? Obviamente, nadie. Siempre soy yo la mala... Igual les digo que no me molestaba del todo serlo, a veces era hasta divertido ver como te tienen miedo.
El caso es que acá me encontraba yo, caminando por el río con un niño entre mis brazos y otro caminando a la par mío. Si alguien me viera justo ahora, no me reconocería.
¿Y qué hacía con esos dos pequeños caminando por el río? Estábamos yendo a un picnic, Dan el mayor de mis hermanos, que caminaba junto a mí, con solo 5 años, me había rogado por una semana de hacer esto y me dio tanta lástima que termine aceptando.
Llevaba una mochila con ensaladas, jugos, frutas y golosinas. La verdad, que entre la comida y los juguetes de mis hermanos pesaba mucho. Sin olvidarnos de la inmensa manta que nos puso mi mamá.
Cuando encontramos un lugar lindo, abajo de un árbol y a pocos metros del río, decidí que comeríamos ahí. Le dije a Dan que me ayude a tender la manta en el pasto, así podia dejar a Simón acostado. Después de eso, empezamos a sacar la comida, le di su polenta a Simón y una ensalada de choclo, lechuga, zanahoria, tomate y mayonesa para Dan. Yo termine comiendo el resto que dejaron mis hermanos de sus comidas, ya que no tenia mucha hambre.
Mas tarde los deje a ellos jugando con autitos viejos que seguramente serían de alguno de mis tíos, y me fui a la orilla. Me senté y estuve preguntándome reiteradas veces, por qué hacía esto... ¿Lo de ser mala y antipática con todos o lo de llevar a mis hermanos a un picnic? Em, creo que ambas. Desde que mi papá nos abandonó, yo me volví fría con todos, no mostraba nada y contestaba mal a todo, vivía enojada. Hace poco me lo cruce, a mi papá, caminando como si nada por la calle, con una mujer y una nena, su nueva familia. Después volví a casa y la vi a mi mamá destrozada, no podía mantenernos. Y ahí fue cuando entendí que debía volver a ser feliz, no mirar en lo que se fue, si no en lo que esta. Tenia que ayudar a mi mamá a sacarnos adelante. Era mi deber como hija mayor ayudar a mis hermanos y darles un poco de alegría, cosa que nadie tenía hace mucho tiempo.
Pensar que si no lo hubiera visto a él, feliz con lo que sea que tenga, hoy no podría estar mirando con una sonrisa en mi cara a mis dos hermosos hermanos jugando a la sombra de un árbol, sin preocupaciones y con una sonrisa el doble de grande que la mía. Tampoco hubiera comenzado a trabajar y hubiera conocido a quien me trae tan locamente enamorada, John.
Agradezco haber entendido que, si no te tengo, también puedo ser feliz.
El caso es que acá me encontraba yo, caminando por el río con un niño entre mis brazos y otro caminando a la par mío. Si alguien me viera justo ahora, no me reconocería.
¿Y qué hacía con esos dos pequeños caminando por el río? Estábamos yendo a un picnic, Dan el mayor de mis hermanos, que caminaba junto a mí, con solo 5 años, me había rogado por una semana de hacer esto y me dio tanta lástima que termine aceptando.
Llevaba una mochila con ensaladas, jugos, frutas y golosinas. La verdad, que entre la comida y los juguetes de mis hermanos pesaba mucho. Sin olvidarnos de la inmensa manta que nos puso mi mamá.
Cuando encontramos un lugar lindo, abajo de un árbol y a pocos metros del río, decidí que comeríamos ahí. Le dije a Dan que me ayude a tender la manta en el pasto, así podia dejar a Simón acostado. Después de eso, empezamos a sacar la comida, le di su polenta a Simón y una ensalada de choclo, lechuga, zanahoria, tomate y mayonesa para Dan. Yo termine comiendo el resto que dejaron mis hermanos de sus comidas, ya que no tenia mucha hambre.
Mas tarde los deje a ellos jugando con autitos viejos que seguramente serían de alguno de mis tíos, y me fui a la orilla. Me senté y estuve preguntándome reiteradas veces, por qué hacía esto... ¿Lo de ser mala y antipática con todos o lo de llevar a mis hermanos a un picnic? Em, creo que ambas. Desde que mi papá nos abandonó, yo me volví fría con todos, no mostraba nada y contestaba mal a todo, vivía enojada. Hace poco me lo cruce, a mi papá, caminando como si nada por la calle, con una mujer y una nena, su nueva familia. Después volví a casa y la vi a mi mamá destrozada, no podía mantenernos. Y ahí fue cuando entendí que debía volver a ser feliz, no mirar en lo que se fue, si no en lo que esta. Tenia que ayudar a mi mamá a sacarnos adelante. Era mi deber como hija mayor ayudar a mis hermanos y darles un poco de alegría, cosa que nadie tenía hace mucho tiempo.
Pensar que si no lo hubiera visto a él, feliz con lo que sea que tenga, hoy no podría estar mirando con una sonrisa en mi cara a mis dos hermosos hermanos jugando a la sombra de un árbol, sin preocupaciones y con una sonrisa el doble de grande que la mía. Tampoco hubiera comenzado a trabajar y hubiera conocido a quien me trae tan locamente enamorada, John.
Agradezco haber entendido que, si no te tengo, también puedo ser feliz.
Obra propia.
PIENSO.
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